El camino nunca fue fácil, pero siempre fue mío.
Hola, soy Franco Exequiel Ferruccio Serfaty, aunque la mayoría me llama
Tato. El apodo "Tato" me lo puso mi hermana mayor cuando era chica, y como
suele pasar con los buenos apodos… quedó para siempre.
Nací en 1997 en San Juan, Argentina, una ciudad donde el hockey sobre patines
se respira y vibra en cada esquina. Empecé a patinar desde que tengo uso de
razón. Mi pasión por este deporte arrancó a los 3 años, entrenando en Centro
Valenciano, el club que me enseñó a competir con el corazón y a vivir cada
partido con intensidad.
En 2015 tuve la oportunidad de formar parte de la Selección Argentina en el
Mundial Sub-20, una vitrina que me abrió las puertas en Europa. Ese mismo año
firmé contrato con Bassano (Italia). Fue mi primera experiencia internacional,
que me marcó profundamente, tanto dentro como fuera de la pista.
Después de esa primera etapa en Europa, volví a San Juan y decidí quedarme
una temporada más en el club que me vio crecer. Pero las ganas de seguir progresando
me llevaron al Club Murialdo, en Mendoza, donde nació mi vínculo con el dorsal
77, un número que se volvió parte de mi identidad.
Con más madurez y hambre de desafíos, regresé a Europa. Donde mi estilo de juego es intenso y técnico, con visión de cancha y mucha
garra. Me gusta ser desequilibrante, pelear cada bola como si fuera la
última y contagiar al equipo desde la actitud y la energía. Para mí, el
hockey no es solo un deporte: es una forma de vivir, de crecer y de
conectar profesional y personalmente. Me siento muy afortunado de seguir
este camino con la misma pasión de aquel chico que aprendió a patinar en
San Juan.